Como quintaesencia de la elegancia, exhibe la belleza y la opulencia de la vida fastuosa de la región. El oro resplandece mientras la luz decae, igual que las villas de cálidas tonalidades que se perfilan en el horizonte se iluminan al llegar la noche. En los espacios más exclusivos, ocultos a la vista y preservados celosamente como un secreto, donde la música y las risas inauguran la velada y resuenan en un ambiente jovial, alguien, tal vez un hombre o tal vez una mujer, luce su reloj con orgullo. En este Riviera de oro, sus materiales nobles simbolizan el éxito y la pasión por la belleza y el refinamiento. Comparable al legado duradero de la Riviera francesa, esta pieza perpetúa el atractivo atemporal de la artesanía creativa que hace del tiempo una joya eterna.