La renovación de algunos de sus modelos más reconocibles es la apuesta de Tudor para este 2022. La firma suiza ha presentado hoy en la feria ginebrina Watches and Wonders las últimas evoluciones del Black Bay Pro, Black Bay GMT, Black Bay Chrono, Black Bay S&G y Royal, llamadas a reformular la herencia de una marca que combina como ninguna otra deportividad, utilidad y estilo.
La mayor parte de las novedades de Tudor se centran en uno de sus modelos más exitosos, el Black Bay. La caja de los modelos 31, 36, 39 y 41 S&G se presenta ahora con una nueva corona curva y sinuosa que actualiza su reconocible aspecto. El oro amarillo pulido del bisel, exclusivamente satinado para un acabado mate, se complementa con la opción de un engastado con diamantes que realza su elegancia.
En cuanto al Black Bay Pro, su aspecto de reloj-herramienta se realza en esta última versión, con un diámetro de 39 milímetros, un bisel de acero fijo y un calibre de manufactura con función GMT incorporada. A lo largo de su historia, los relojes Tudor han sido elegidos por algunos de los aventureros más audaces, como los treinta exploradores que se embarcaron en la Expedición Británica al Norte de Groenlandia para estudiar durante dos años el hielo del Ártico, hace exactamente siete décadas. El nuevo Black Bay Pro recoge con fidelidad esta rica herencia.
También en esta línea de relojes elegantes y útiles se halla el Black Bay GMT. El famoso reloj de buceo de Tudor cuenta ahora con una función que establece la hora local sin perder de vista la de otras dos zonas horarias. Equipado con el calibre de manufactura MT5652, el Black Bay GMT luce un bisel giratorio graduado de 24 horas con dos colores.
La última evolución presentada hoy por Tudor es el Black Bay Chrono. Estrechamente vinculado al mundo del motor, se trata de un cronógrafo sport-chic, con subcontadores muy legibles y un calibre de manufactura automático de alto rendimiento, con rueda de pilares y embrague vertical.
Por último, la firma helvética ha presentado esta mañana su actualización del Tudor Royal, con un llamativo brazalete de metal integrado, bisel con muescas o engastado de diamantes y movimiento automático. La gama está presente en el catálogo desde 1950 y ofrece relojes deportivos de cuerda automática, en un cruce entre lo clásico y lo deportivo.